Esta es una de esas lecturas
que inclina la balanza. Una vez leída, cuando haya duda a la hora de
discriminar entre lo que digan las editoriales o los gustos de millones de
lectores, volver a ella devolverá un regusto a literatura que hará fácil
discernir entre lo pretérito y lo mortal de aquello que perdurará en el tiempo.
Toda una amalgama de poemas
escritos en prosa junto a microrrelatos insertos en grandes historias que urden
narraciones violentas y grotescas realizadas con una suavidad espeluznante. Una
gama de registros literarios, de silencios que hilvanan capítulos, de circunstancias
que tejen a los personajes, que requieren de un lector leedor leyente al tiempo
que resulta ser un catón para quien guste de escribir.
La trama, situada en la antigua
Argónida, hoy geográficamente relacionada con el Coto de Doñana, parte del
asentamiento tras la Guerra Civil de una familia inglesa con intereses en los
negocios de la mar.
El resto bien merece leerlo,
releerlo y volverlo a leer mientras oyes pasar pájaros toda la noche.
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