Lectura entretenida y
divertida. Ideal para tiempos en los que la mente no está para embrollos
existenciales y sí para evadirse con unas buenas risas proporcionadas por
disparatadas coincidencias aderezadas con humor. (Piénsese en una lectura
magnífica para días de enfermedad). En ocasiones creo que se estira en
demasía la fruslería al crear
situaciones que escapan a esa divisoria que tanto sabe mantener el escritor
entre lo real y lo plausible. Un buen ejemplo de ello es el disparo que sufre
el alcalde cuya bala le entra por el culo y le sale por la boca y a los días
sigue en plena campaña electoral.
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