La imagen de la portada es
muy elocuente. El tómbolo de canto rodado de casi veintinueve kilómetros
situado al sur de Inglaterra, que une Dorset con la isla de Pórtlant, es el
escenario elegido por el autor para situar una pareja, allá por 1962, en una
habitación de hotel durante su primera noche de boda. Ella camina sola.
Fueron años en los que ellas
solían llegar a ese encuentro en frecuencia modulada y ellos pretendían banda
ancha. Años de silencio. Un tiempo en el que dicho con las palabras del propio
escritor: aún no se había inventado un lenguaje para el caso.
De esa falta de comunicación
o más bien de esa comunicación de temores y deseos no hablados que ambos
interpretan a su manera surge la frustración de una pareja bien avenida a pesar
de las diferencias socioculturales con las que adorna el McEwan la novela.
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