Los cuentos completos
recopilados por la editorial Alba son tan completos que están hasta los
inacabados. De estos, de los incompletos, se aprende cómo estructuraba las
historias la escritora, y de los otros, cómo se fijaba en minucias de la vida
diaria, minucias muy significativas, que acaban convirtiendo una historia de lo
más normal en todo un tratado de psicología de la vida.
Mansfield vivió solo 34
años. Nació en Wellington, Nueva Zelanda y desde allí fue enviada a Londres. La
tuberculosis le hizo vivir a caballo entre Francia y Suiza para mejorar su
precaria salud en los sanatorios de montaña de la época. Su mejor biógrafa escribió de ella: «Durante su vida no gustó
ni como persona ni como escritora, pero fue venerada como ambas cosas», lo que
da a entender que Katherine no solo vivió afectada por el bacilo de Koch.
También estuvo infectada por esa enfermedad del alma, de la personalidad, de la
manera de ser o como se prefiera llamar a esa parte de nosotros mismos que nos
representa –que dejamos que nos represente- ante los demás.
Como anécdota local cabe
destacar en uno de sus cuentos la aparición de una ráfaga de viento que provoca
el vuelo de la ropa tendida. Entre las prendas se menciona un mantel bordado en
Tenerife. El cuento fue escrito en 1922.
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