Empecé a leer el número 78
de la biblioteca Salvat. Luis y Carlos me habían hablado de esta novela y me di
cuenta que la tenía al alcance en esta colección. Acabé de leerla en la
editorial de bolsillo de Contemporánea que me dejó Carlos. No porque la segunda
posea una traducción más actual, porque en ella se usen adjetivos más cercanos o porque se hable, en función de los traductores, del Hermano Mayor que todo lo controla
cuando en la primera se usa el término de Gran Hermano a quien el protagonista
acaba amando; tampoco porque la edición más joven tenga una de esas guías
didácticas que de ser leídas ayuda a enmarcar mejor lo leído. Realmente el
cambio lo hice ante la necesidad de unas gafas para leer con placer la primera.
1984 no sorprende porque fuera escrita en 1949 con ideas claras sobre las purgas soviéticas, el totalitarismo del III Reich o los procesos empleados contra los nazis sino porque hace más de 30 años que el futuro pronosticado 40 años
antes sigue vigente. Su lectura en cuanto al modelo de control
estatal para con los ciudadanos basado en el miedo a lo que exista tras las
fronteras pasea la mente del lector por países como Cuba, Corea del Norte o
Albania. Su lectura en cuanto a los medios empleados para dicho control pasea
al lector por cualquier país de los llamados desarrollados, por cualquier
pantalla de televisión, telefonía móvil, ordenador y feecbook.
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