Es uno de esos libros para leer a
ratitos. Nunca se pierde el hilo de tanta filosofía encerrada en sus cortas
impresiones. No le habrá sido fácil a Marco Aurelio ser a su vez emperador y
tener tiempo libre para el estudio y la anotación de los acontecimientos
acaecidos en su época y dejar por escrito sus pensamientos cargados de contenido
espiritual y filosófico.
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