A finales del siglo XVI el piso de una huerta cerca de
Roma se desploma y por él se puede acceder a unas catacumbas cristianas. Ante
el avance de luteranos y calvinos los restos encontrados en la misma serán
usados para crear la mayor campaña católica de la época. Sus esqueletos serán
llevados por Suiza y Alemania como reliquias santificadas con propiedades
milagrosas.
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