Es obra que vale la pena tener en las manos. Su cuidada redacción, la
estructura de la misma, la fotografía convierten su lectura en un placer que
facilita descubrir la figura de María Betencourt y el paso de la Ilustración
por el norte de Tenerife de la mano de una mujer que aplicó el método
científico como medio para hacer avanzar el conocimiento tanto en la calidad de
la seda en función de la alimentación de los gusanos con moral negro o con
morera blanca, así como en el uso de los colorantes obtenidos a partir de la
cochinilla y el durazno y el trenzado de la seda. Una actividad, la
sericultura, que a inicios de 1800 contaba con múltiples telares hasta
encontrar su último reducto en la villa de Mazo en La Palma.
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María de Betancourt. Experimentar e innovar en la Ilustración Canaria. Ana María Delgado. María Cristina. Elena Casañas.
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