Maximilian, que así se llama el protagonista de las noches (realmente
solo dos) acompaña en el lecho de muerte
a una amiga. Para evitar su fallecimiento se convierte en una Scheherezade que
no para de contar sus vivencias florentinas mientras un médico entra y sale de
la habitación de la enferma para valorar su evolución.
En las Memorias del señor, el escenario es París y el autor
hace uso de su experiencia vital para valorar, de nuevo con ironía, su crítica
sobre Alemania para lo que aprovecha escenas costumbristas, polémicas
religiosas o su fascinación por el holandés errante.
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