Harraga, que en marroquí
significa “los que queman” en relación con quienes cruzan el Estrecho de
Gibraltar y queman los pasaportes para no ser identificados, se mueve entre
Tánger y Tarifa, entre condones llenos de aceite de hachís hacia el norte y
maletas con cocaína y éxtasis hacia el sur. En medio la historia de quienes se
dedican a su tráfico como medio de alcanzar el dorado y la tragedia de sus
familias y amigos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario