A raíz del golpe militar de 1936 el afán de continuar el espíritu revolucionario facilita la llegada de jóvenes a España para cubrir la información y para formar parte de las Brigadas y de las Milicias Internacionales.
Se reúnen en este volumen
diarios de dos jóvenes llegados a Barcelona los primeros días del Alzamiento.
Cuentan en ellos el espíritu revolucionario que reinaba, el considerarse todos
camaradas y la facilidad de acceso a los mandos y al frente de Aragón sin saber
cómo funciona un máuser, para formar parte de un ejército falto de
entendimiento. Más tarde viajan a Madrid y comienzan a valorar que lo primero
no es continuar con la revolución sino ganar la guerra civil.
En sus seis meses de
estancia, hasta que cruzan los Pirineos, han de digerir el que todo se va
burocratizando, el espíritu se trastoca, los pactos entre los partidos para dar
forma a la Generalitat empantanan todo aquel bullicio inicial en el que con solo
llevar un pañuelo o el uniforme eras bienvenido para dar lugar a desfiles de
batallones organizados.
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