La historia comienza cuando
un amigo común presentó vía e-mail a Amaia que vivía en Lasarte (Guipúzcoa ) y a Toni que lo hacía en
Barcelona; con el paso del tiempo acordaron contraer matrimonio en el 2004 en
una iglesia donde le había dicho que le gustaría casarse pero no con ella, pues
se casó con ella, y se fueron a vivir a una casa pareada en un pequeño pueblo;
aunque al principio no quería tener
hijos el embarazo transcurrió con normalidad salvo algún sobresalto con la
perdida escandalosa de sangre y el alumbramiento con todo lo que conlleva
rotura de aguas, desagradables dolores durante la tarde y toda la noche, epidural,
para alumbrar, a las 16:16 h de un día de un mes del año 2009 a Urko, un niño
que nació prematuro y con poco peso.
Habían transcurrido seis
meses cuando viajan a la casa familiar para pasar las vacaciones y al llegar
como el niño había comido, fue acostado, no teniendo la precaución de poner el
intercomunicador; la mala suerte fue que el niño se asfixió, aunque después de
múltiples esfuerzos fue reanimado. A partir de ese momento empieza un verdadero
vía crucis por la consulta de médicos y
hospitales, tratamientos ajuste de la medicación hasta dar con ASPACE
(confederación para personas con parálisis cerebral) donde un médico le
diagnostica<< disfunción neurológica con importantes problemas de
motricidad fina y torpeza motriz generalizada>, se recomienda estimulación,
estimulación, y estimulación para así poder recuperar el máximo de funciones.
Al ir creciendo mejora mucho aunque observaron un comportamiento parecido al
autismo razón por la que recomiendan que se fuera a GAUTENA una asociación de
autismo de Guipúzcoa, fue el primer gran cambio al que tenían que acostumbrarse.
Como no podía ser de otra manera su tiempo en el aula estable de GAUTENA también
llegó al final por lo que tuvo que
enfrentarse con niños sin discapacidad.
A los cuatro años del
accidente de Urko deciden tener otro
hijo al que ponen por nombre Ainhoa. Una noche cuando estaba embarazada Amaia, saltó la
alarma y al ir corriendo a apagarla tropezó y cayó dándose un fuerte golpe que
no tuvo consecuencias para el estado de la niña; en el parto tuvo problemas con
la anestesia pero a su debido tiempo le
dieron el alta, teniendo que ser ingresada nuevamente porque la niña había
vomitado sangre, para llegar a la conclusión de que la cosa no funcionaba, era
una niña que no lloraba, no comía tenía el estómago hinchado y miraba fijamente. Vuelta a empezar para
saber lo que tenía la cría hasta que un compañero comenta que un primo había
llevado a su hijo con características similares a un especialista en nutrición
y le había ido bien .Hicieron la visita al dietista –nutricionista, le
modificaron la alimentación y al día siguiente se notaba la mejoría. Ainhoa
aparte de parásitos y cándidas tiene acidez en el cuerpo que tiene que tratarse
porque afecta al estómago y al cerebro.
A veces se empañan los ojos
por todo lo que ocurre y aunque se lee bien y rápido tiene una carga demasiado
pesada, siendo soportada también por las abuelas y gracias al poder de un rayo
de ESPERANZA que ilumina el camino de los padres de los niños, estos pueden
seguir avanzando. No puedo saber cómo ha sucedido pero siempre se ha encontrado
la persona adecuada en el momento preciso. El camino ha sido complicado pero
durante todo el tiempo tenían en la mente que sus hijos se pondrían bien: Es el
poder de LA ESPERANZA.