Anthony Powell, para
Inglaterra, viene a ser lo que Marcel Proust para Francia. Una danza para la música del tiempo el equivalente a En busca del tiempo perdido. Los siete
volúmenes de los que se compone la obra del francés, al cruzar el Canal de la
Mancha, se convierten en doce, solo que agrupados de tres en tres, resultando cuatro libros que siguen el curso de las estaciones.
En Una danza para la música del tiempo: Primavera, con una exquisita
pluma, no falta de humor inglés, Powell comienza las andanzas de su
protagonista con Un problema de formación
universitaria durante los inicios del siglo pasado, en la década de los
veinte. Luego, en Un mercado de valores,
egresados de las aulas, muestra cómo cada cual va acomodando sus vidas. En la
tercera novela, El mundo de la aceptación,
describe los inicios en la madurez de todos ellos durante la crisis mundial
previa entrada en la década de los treinta.
En general, nadie duda de la
calidad de estos dos escritores para recuperar de su memoria y plasmar por
escrito ese tiempo perdido. Reconozco haber leído El camino de Swann, de Proust, tal y como alardea un gran número de
lectores para dar a entender que leen literatura, pero no he ido en busca de
los otras seis novelas. He de confesar que similar futuro tiene las otras tres
estaciones de Powell.
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