Si tuviera que recomendar
entre estos cuatro diarios: El libro del desasosiego de Pessoa, El oficio de vivir de
Pavese, Los cuadernos de Lanzarote de Saramago o Los diarios de Emilio Renzi, preguntaría antes si el interés viene de un lector o de un aprendiz a escritor.
Para el lector mantendría ese orden. Pessoa es como un artista, un músico o un
velocista de elite: entrenamiento se le supone pero nació con unas condiciones
innatas imposibles de alcanzar a base de emborronar lienzos o cuartillas por
muchos maestros y academias a las que se acuda para acortar la distancia.
Para quien pretenda
acercarse a la escritura mejor empezar en orden inverso pues Los diarios de
Emilio Renzi (*) permiten valorar la vida de un escritor hecho a sí mismo. Un
escritor que trata de hacerse un espacio propio a sabiendas de que en la década
de los sesenta Cortázar, Borges, Fuentes marcan el camino, a lo que hay que
añadir la publicación de 100 años de soledad. Entre cómo llegar a fin de mes y
los avatares políticos argentinos Renzi o Piglia, tanto da uno como el otro, va
desgranado la arquitectura de sus propios cuentos, las lecturas y artificios literarios
empleados por otros autores al tiempo que da forma a su novela: Plata quemada.
Una vez leído los años de
formación quedo a la espera de los otros dos volúmenes (**) y (***) a los que auguro
un largo recorrido entre quienes estamos aficionados a romper con la virginidad
de páginas y pantallas en blanco pero muy corto entre lectores de ficción.
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