Es común el uso de Mararía
como libro propuesto en edad escolar para que los jóvenes lean uno de los
mejores exponentes de la literatura canaria escrita por canarios. No es el caso
del autor de Parte de una historia: Aldecoa fue vitoriano de nacimiento y
madrileño de adopción. Pero sí que por ser exponente del costumbrismo canario
ha de caber en esas opciones literarias escolares. Para quienes ya no estamos
en ese ancho de la pirámide de población es un lujo poder contar con esta novela
apegada a la isla de La Graciosa: el uso de la palabra, el adjetivo adecuado para la descripción, el ritmo de los diálogos lo asevera. Se puede decir que Ignacio acabó siendo un
“Chinijero” más; que supo mimetizarse con el paisaje y sus gentes. La trama
inserta a unas parejas de extranjeros que arriban a la costa de la isla tras el
naufragio de su yate en una población de pescadores allá por los sesenta del
siglo pasado. Costumbres nuevas que chocan con lo establecido pero que el hombre de
la mar resuelve con la maestría de una simple regla de tres hecha con sentido común. En ocasiones
se oye la voz del autor intervenir en la trama alabando el exilio de soledad en
una isla que se le torna un paraíso. Hecho que fue así en la vida real del
escritor.
La portada de esta edición
es de Cesar Manrique: Marinera roja.
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