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Golowin. Jakob Wassermann.


Golowin aparece en el último tercio de la novela. Es un marinero revolucionario bolchevique. Los dos primeros tercios dibujan el perfil de la aristócrata María von Krüdener, acompañada de sus cuatro hijos, sirvientas y un abultado equipaje, que huye de su hacienda en Tula, al sur de Moscú, para reunirse con su marido. Por lo que ocurre entre ellos dos en ese tercio bien vale la pena leer esta novela corta que presenta un gran estudio por parte del escritor de los perfiles psicológicos de los dos protagonistas enfrentados por contradictorios deseos. No en vano el autor era ferviente admirador de Fiódor Dostoyevski.

Salvar a Mozart. Rapaël Jerusalmy.



Pequeña pieza literaria en forma de diario que nos conduce a un sanatorio para tuberculosos en el que se encuentra ingresado el protagonista. Fechado durante la ocupación de Austria por los nazis describe el cambio social en los primeros meses de la guerra tanto en el orden sanitario como político. Aprovecha el autor los conocimientos musicales del protagonista y el festival de verano dedicado a Mozart para urdir su pequeño plan de venganza contra la ocupación de Hitler.

Parte de una historia. Ignacio Aldecoa.



Es común el uso de Mararía como libro propuesto en edad escolar para que los jóvenes lean uno de los mejores exponentes de la literatura canaria escrita por canarios. No es el caso del autor de Parte de una historia: Aldecoa fue vitoriano de nacimiento y madrileño de adopción. Pero sí que por ser exponente del costumbrismo canario ha de caber en esas opciones literarias escolares. Para quienes ya no estamos en ese ancho de la pirámide de población es un lujo poder contar con esta novela apegada a la isla de La Graciosa: el uso de la palabra, el adjetivo adecuado para la descripción, el ritmo de los diálogos lo asevera. Se puede decir que Ignacio acabó siendo un “Chinijero” más; que supo mimetizarse con el paisaje y sus gentes. La trama inserta a unas parejas de extranjeros que arriban a la costa de la isla tras el naufragio de su yate en una población de pescadores allá por los sesenta del siglo pasado. Costumbres nuevas que chocan con lo establecido pero que el hombre de la mar resuelve con la maestría de una simple regla de tres hecha con sentido común. En ocasiones se oye la voz del autor intervenir en la trama alabando el exilio de soledad en una isla que se le torna un paraíso. Hecho que fue así en la vida real del escritor.

La portada de esta edición es de Cesar Manrique: Marinera roja.

EL UNIVERSO MÍNIMO. Jordi Solsona.

Tengo la ventaja de que mi primer trabajo estuvo emplazado en la Sección Delegada de los Realejos, dependiente del IES Canarias Cabrera Pinto, donde estuve de 1970-1974, pero no eché raíces, y menciono esto porque el libro está ambientado en Los Realejos.
El autor desarrolla una serie de personajes, recuerda a una serie de hijos ilustres de los Realejos: D. José de Viera y Clavijo; D. José García Estrada; D. Antonio González y González. Describe lugares en los que ubica a los personajes cómo el Abrevadero del Barranco la Lora, la Biblioteca Viera y Clavijo, el Parque de la Magnolia, etc. También tiene en cuenta la Botánica dando cabida a una serie de árboles cómo la Magnolia, la Jacaranda, el Álamo, el Drago y la Palmera.

El libro es tremendamente interesante por lo que dice, habrá que darle una nueva lectura y varias lecturas más; me atrevo a calificarlo de valiosa joya. Opinión muy personal