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Los Maia. Eca de Quierós.

Para el portugués, Los Maia, viene a ser como Don Quijote para el español. Solo que no es novela de caballerías. Se desarrolla en la segunda mitad del siglo XIX y versa sobre la decadencia del país vecino, fundamentalmente en su capa más alta a través de la familia de Afonso de Maia y su nieto Carlos da Maia, diletante cuya misión es vivir con nobleza lo atesorado por su abuelo. Por medio, amores y sus hipocresías, aspiraciones a carteras de ministros y flirteos políticos, ganas de cambiar el país para ponerlo a la vanguardia europea sin necesidad de pegar palo al agua en una Lisboa de mármol y basura. Es extensa y en ocasiones puede parecer lenta pues Queirós se entretiene en describir y ambientar la realidad. Pero al igual que Galdós, lo hace con tal maestría que vale la pena leerlo.

Escatológicos. Hurtaut - Quevedo.


Lo escatológico rara vez es abordado de forma clara por la literatura. He aquí dos ejemplos que con buen humor hacen divertida la lectura de aspectos de la vida diaria que preferimos no poner encima de la mesa.

Verlas venir. Manuel Feria.


Verlas venir es libro de aforismos autoeditado por Manuel Feria, catedrático de Farmacología de la Facultad de Medicina de la ULL. Está ilustrado por “Fanega” y es uno de esos libros perfume: como cualquier aforismo, el venir en frasco pequeño, obliga a la necesidad de ser releído y disfrutado.
En una época como la actual en la que toda frase ingeniosa se piensa que aforismo es, en la que circulan todos los días por facebook y whassap copia y pega de sorprendentes sentencias que creemos originales pues la propiedad intelectual no tiene nombre propio, bueno es encontrarse con esta colección de filosofía de la vida.
Algunos ejemplos:
Al borde del abismo un paso atrás es un gran avance.
El saber ocupa el miso lugar que la ignorancia.
Si no estoy en mí, nadie puede llenar mi soledad.
El compromiso sin trabajo es fruto estéril; el trabajo sin compromiso es suplicio.

Verlas venir no es suficiente, también hay que saber apartarse a tiempo.

La ridícula idea de no volver a a verte. Rosa Montero.


Es lectura que sirve muy bien para introducirse en la vida de Marie Curie. El siguiente paso para quien enganche la vida científica, amorosa, maternal y social de esta mujer bien podría ser una de las biografías que recomienda la propia escritora.
Es lectura para valorar al mismo tiempo cómo expía la autora, Rosa Montero, las secuelas sentimentales que deja la ausencia de los seres queridos.
Así, de la mano, y a partir del vacío sufrido por la dos veces premio Nobel tras la muerte de su marido, corre paralelo el de la escritora tras la del suyo. Todo a partir del pequeño diario escrito por la mujer de ciencia que ha de leer Rosa después del envío de su editora para que prologara.  

El VIAJE DEL ELEFANTE. José Saramago.


El libro surge porque Gilda Lopes, lectora de portugués en la universidad de Salzburgo organiza una cena con alumnos en el Restaurante el  Elefante a la cual asistió D. José Saramago que había impartido un curso. En el restaurante había una repisa con unas pequeñas figuras de madera, la primera de ellas representa la torre de Belém en Lisboa y le seguía varios edificios europeos que anunciaban un itinerario. Se trataba del viaje de un elefante asiático que en el siglo XVI siendo rey Juan III de Portugal fue conducido desde Lisboa a Viena. El Elefante era el regalo de bodas con que Juan III obsequia a su primo Maximiliano de Austria. Gilda se encargará de buscar documentación del viaje y de ésta manera Saramago  pudo escribir  el libro. Fue su última obra y llegó a  pensar que no iba a tener tiempo para terminarla.
 D. José Saramago nació en 1922 en Portugal; después de escribir su primer libro  y a pesar de la crítica favorable estuvo veinte años sin volver a escribir pues decía que no tenía nada que contar, con lo cual quedaba zanjaba todo tipo de polémica. Militó en el Partido Comunista Portugués por lo que fue perseguido por la dictadura de Salazar; en 1974 se unió a la Revolución de los Claveles que trajo la democracia a Portugal. Un personaje interesante e intensamente comprometido, con Portugal, su Historia y con el pueblo portugués. Muere a los 87 años de una enfermedad crónica en su residencia de Tías en la Isla de Lanzarote perteneciente, como sabemos, al Archipiélago Canario. Sus cenizas descansan bajo un olivo en la sede de la Fundación  Saramago  en Lisboa.
El libro me pareció un cuento para personas mayores, el estilo de D. José es un poco anárquico mezcla ficción y realidad. No emplea puntos ni signos de interrogación con lo cual la lectura se hace un poco extraña. Digo yo, que algo tiene que poseer cuando ha sido galardonado con el Premio Nobel.

DIARIO DE UNA MAESTRA. Dolores Medio.

DIARIO DE UNA MAESTRA es una obra de gran humanidad que nos revela el profundo amor de los protagonistas sobre todo de Irene que llego a la obsesión y el sacrificio. Este diario se inicia en 1935 y termina 15 años después o sea que coge la época de la guerra civil y allí atrapa a los protagonistas entre el hambre la cárcel y la propia guerra. Retrata la sociedad española y el ambiente de ese difícil y complicado período de tiempo.
Dolores Medio nació en Oviedo donde hizo Magisterio y se enamoró de Max para el que vivió y se sacrificó como solo una mujer sabe hacerlo. Da cuenta de aspectos íntimos que se mueve entre el amor, la mala suerte y la muerte. Hay escenas sentimentales y emotivas que no sé por qué me pusieron un nudo en la garganta y que achaco a que estoy envejeciendo a marcha forzada.Dolores, nunca dejó de hacer su diario y la fama le llegó de forma inesperada cuando en 1952 obtiene el Premio Nadal con: Nosotros, los Rivero. Recuerdo ver en mi casa en La Laguna libros, de la colección Premio Nadal. Lo que no sé es por dónde andan, si es que todavía andan.

Anexo:

Es interesante recordar lo que le sucedió cuando contaba con 7 u 8 años. Su padre en vista de sus aptitudes decide que ingrese en la Escuela de Bellas Artes. Un día terminada la clase de perspectiva coloca el profesor sobre una mesa una silla invitando a los alumnos a dibujarla. Al terminar el dibujo se lo entrega al profesor que le dice: muy bien pequeña, perfecto. Pero entonces otro de los alumnos que ocupaba un banco lateral entrega su dibujo y el profesor le dice también: muy bien muchacho, perfecto. Lo que desconcierta a Dolores es que la silla no se parecía en nada a la dibujada por ella ni a la dibujada por una chica a la que el profesor había calificado de perfecto. Sin embargo las tres sillas eran reproducciones del mismo modelo. Con el tiempo pensó que posiblemente existía una verdad absoluta, pero nuestra verdad es una verdad parcial que interpretan nuestros sentidos, llegando a la conclusión de que no tenemos razón cuando expresamos nuestro punto de vista.