Para poder llegar a tener el placer de leer por leer debe existir antes quien tenga el placer de escribir por escribir. Este debió ser el caso de Dº Gonzalo cuando llevado por el magnetismo del papel fue escribiendo cuento sobre cuento sobre una ciudad de cuento para ser contados por un cuentista y así crear un universo irreal, tangible, volátil, certero, con un protagonista, uno de tantos J(osé)B(astida) como entran y salen en sus setecientas páginas (o quizá el único) que recrea la vida de Castroforte del Baralla, pequeña villa en la que desaparece El Cuerpo Santo, reliquia orgullo de sus ciudadanos, al tiempo que desaparecen las lampreas de uno de los ríos que la baña.
En una época en la que Macondo y la saga de Jose Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán marcaron el devenir literario, cinco años después, 1972, fue publicada La Saga/fuga que bien vale estar junto a la primera para evitarle tantos años de soledad. Ya lo dice Dº José: «Entre en la obra de Gonzalo Torrente Ballester por su puerta mayor: La saga/fuga de J.B. A su lado todo me pareció pequeño, insignificante, innecesario, hasta el punto de llegar a decir más tarde que de buena gana daría dos o tres novelas mías a cambio de ser el autor de una obra que considero genial desde cualquier punto de vista que se analice» Dº José Saramago.
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