Los trenes que deben ser rigurosamente vigilados son aquellos convoyes alemanes que llevan un cargamento especial a su paso por una estación de Chequia en la que sus empleados acabarán vigilando rigurosamente los trenes para atentar contra uno de ellos que circula cargado de munición. A pesar de ser una historia ambientada en la ocupación nazi, a pesar de ser tan cruda como el invierno del 44 cuando el caos reina tanto en los territorios ocupados como en una Alemania en declive, a pesar de contar con pijamas de rayas, es la historia llena de humanidad de un aprendiz de factor de estación, aprendiz en el amor y en el sabotaje terrorista que lo convierte en un protagonista capaz de arriesgar su vida cuando ha comenzado a vivir.
En 1967 su guión adaptado se llevó el Oscar a la mejor película extranjera. De haberse escrito en 2006 hubiese tenido más éxito que la novela del niño. Más corta aún que la escrita por Boyne las imágenes que recrea no son fruto de revisión histórica ni de testimonios sino producto de sus años entre raíles, traviesas, semáforos, mapas, horarios y factores de estación.